Se que muchos Millenials no sabrán de lo que hablaré ahora, pero lo más parecido que puedo referir se remonta al sonido que se generaba al intentar leer aquellos discos IDE de 5200 RPM en lo que alguna vez fuese un hito histórico, un equipo con un procesador Pentium. Vamos, que no hablamos de I, II, III, IV o V, ni siquiera Pro, MMX o Gold; solo, Pentium.

Un zumbido, zzzzzzzz, ese zumbido, como cuando hacías una lectura muy prolongada en ese disco de 40 GB. No cuando desfragmentabas el mismo, que era algo más intermitente; sino como cuando hacías una búsqueda.
Se que más de uno estará al igual que yo lo estuve, en el piso; pero, seguramente, riendo a carcajadas de lo que comento. Me da igual, como dije al comienzo, solo describo la realidad que encontré.
Fueron algunas fracciones de segundos escuchando el zumbido descrito y al instante la voz de mi madre diciéndome LEVÁNTATE.
No; esa es mi respuesta, un rotundo NO. No estaba alcoholizado, drogado ni bajo algún proceso hipnótico. Únicamente había tomado una taza de café, la cual yo mismo preparara y sirviera, en el desayuno que tomé y que igualmente, yo mismo preparé, y el cual solo constó de dos huevos estrellados (fritos), jamón de cerdo y pan. Puedo jurarte por lo que tú quieras o elijas creer, que solo te describo la realidad que encontré.