
Acto seguido, coloqué mis manos sobre mis rodillas y empuje con fuerza; porque, levantarme no era cualquier cosa. De mi abdomen, digámoslo así, porque no de mi cintura, hacia abajo, solo sentía un intenso dolor. De manera que, no me era posible levantarme con el uso de mis piernas.
Mientras escuchaba la voz indicándome que me levantara, noté que la frase duraba todo lo que demoré en hacer mi mejor esfuerzo. No fue repetida, solo fue una única frase. Tampoco fue espaciada, más bien fue elongada a todo lo que duró ese instante en el cual conseguí incorporarme. Realmente no se si consigo explicarme, espero que si.
En fin, no tengo la más remota idea de si acabo de describirles un milisegundo, un segundo o algunos minutos de mi existencia. Juro que no vi el reloj antes y después del suceso, pero prefiero creer que no fue mucho más.
Lo cierto es que conseguí incorporarme y continuar mi camino, pero dos cosas habían cambiado abruptamente en ese preciso instante, cualquiera haya sido su duración.