Emma Charlotte Duerre Watson, la actriz y modelo inglesa que iniciara su carrera interpretando a la brillante pero discriminada Hermione Granger, en la serie de películas de Harry Potter, fue nombrada embajadora de UN Women, la agencia de Naciones Unidas para la igualdad e independencia de las mujeres del mundo, con lo cual se unió a Nicole Kidman (nombrada en enero 2006) y a Su Alteza Real, la Princesa Bajrakitiyabha Mahidol de Tailandia (nombrada en septiembre 2008).
Pero como si este hecho, por si solo, no fuese suficientemente excepcional. La joven de tan solo 24 años presentó ante la ONU un discurso que ha sido divulgado por los distintos medios de comunicación y a través de las redes sociales a todo lo largo y ancho del globo. El discurso, que le ha merecido una ingente cantidad de adjetivos que le enaltecen, también le ha llegado a significar recibir amenazas de distintos ordenes.
Admiro su valor y entereza. No le creo tan inocente como para no haber visto que sus palabras tendrían consecuencias. Pero además, si algo hay que reconocerle a Emma, creo que es precisamente la habilidad para suavizar lo espinoso de su contundente discurso, en donde aclara sin dudas ni remilgos «la diferencia entre ser (defensor) y parecer (ser defensor)» de la igualdad de género. Para ello, se valió (inteligentemente) de una sutil estrategia haciendo a un lado términos y vocablos para centrarse específicamente en el hecho o intención concreta de la igualdad de género.
No solo reconoció públicamente lo discriminante de la actual postura de los «supuestos» defensores, que buscan sustentarse en la base de un ridículo enfrentamiento que ha llevado prácticamente a una guerra de odio entre géneros, sino que los instó a desistir de ello, con un genial: «Es que esto tiene que parar».
EMMA, TE AMO!
Con esa expresión te ganaste tooooodo!
Luego de lo cual extendió una invitación a todas las personas, sin distinción de género, a sumar todos los esfuerzos para lograr erradicar cualquier tipo de exclusión por género. Todas las personas deberán tener los mismos derechos y deberes, sin distinción de género. Deben ser considerados con igualdad en todas las esferas de nuestra sociedad. Los profesionales deben poder acceder a iguales escalas salariales sin que ocurra en forma alguna distinción por su género.
Cabe aclarar que en ningún caso, la actriz les dijo perros a los «supuestos» defensores, ni siquiera a los propios miembros de las Naciones Unidas, pero de que les enseñó el hueso…, pues la verdad, yo carezco de la elegancia de palabra que caracterizó a Emma, …claro que se los enseñó.
Así que, si tu eres de los que clama por ejemplo, por la «no violencia hacia la mujer». Permíteme traducirte el aclamado discurso de Emma Watson, porque es claro que no lograste interpretar apropiadamente las palabras que seguro ovacionaste. La «no violencia hacia la mujer» es una paradoja, ya que por propia definición, al momento de establecer una discriminación por género se convierte precisamente en un acto de violencia.
Emma, no habrá podido cambiar el nombre del movimiento de solidaridad para la igualdad de género impulsado por la ONU: He for She. Pero definitivamente cambió su esencia al momento en que hábilmente eliminó los abominables términos que solo sirven para encasillar las intenciones separando los bandos.
Yo me sumo a ello y hago eco de sus palabras: «Es que esto tiene que parar». Esto jamás se ha tratado de un He (el) for (por) un She (ella). Esto siempre ha sido, y será, un We (nosotros) for (por) We (nosotros).
Y tengo fé, en que un día, confío no muy lejano, habré de reconocer que me equivoqué al momento de titular mi post. Y ojalá me alcance la vida para poder renombrarlo como: «La sutil diferencia entre ser y parecer… que cambió al mundo».
Muy bien interpretado el discurso.